Diario de una confesión I

7.6.09
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Estaba, como de costumbre, al lado de las dos personas más importantes que tenia. Junto a mí, a la izquierda, tenía a mi mejor amigo y a la derecha… a la persona que más adoraba de este mundo. Cada día, al sentarme junto a él me sentía muy cerca pero a la vez muy lejos y eso me dolía. Ese día, mi amigo me hizo un gran favor aunque no me di cuenta hasta mucho después.

Eric: - ¿Por qué no se lo dices ya? Está a punto de terminar el curso.

Yo:- Ya lo sé, pero… no puedo. Ya lo sabes. – algo resignada.

Eric: - Y ¿por qué no? Luego quizás no lo vuelvas a ver.

Yo:-No me hables más del tema, por favor. –hasta me incomodaba en cierto modo.

Eric: - ¡Tsée! Marc, dice Ruth que tiene que contarte algo importante.

Me levanté y me fui enfadada al baño. ¿Por qué tuvo que hacerlo?
Entonces, mi tapadera se fue al garete y Marc vino detrás de mí a pedirme explicaciones.

Marc:- ¿Qué te pasa? ¿A qué ha venido eso?- me preguntó con un tono algo preocupado.

Yo : - Verás… es que me he enfadado con Eric por forzarme a hacer algo que no quiero, pero que a la vez si quiero. A decir verdad, no estoy enfadada con él; sino conmigo misma.- le respondí con sinceridad.

Marc: - Y… ¿por qué? – me dijo dulcemente.

Yo : - Por_porque… - me mordí el labio y desee con todas mis fuerzas dejarlo ir. -Porque soy tan cobarde que no me atrevía a decirte que te quiero. Sé que no tengo nada que hacer porque sé que a ti te gusta otra. Veo como la miras y aunque desearía ser ella no puedo obligarte a quererme del mismo modo que te quiero yo a ti. Pero Eric tiene razón, te lo tenía que decir. Más por mí que por ti, ya no aguantaba más y cada vez se me hacía más difícil. No tienes porque decirme nada, lo comprendo. –bajé la mirada y inicié mi retirada. Había perdido pero al menos lo había intentado.

Él antes de que pudiera salir del baño me cogió de la mano y después de intentar varias veces decirme algo ingenioso para disminuir mi dolor, salió de su boca…

Eric: - Lo siento.

Fue la disculpa más sincera que había oído nunca, pero como comprenderás hubiera preferido no escucharla.

Entonces yo añadí: - No hagas como yo y díselo antes de que te arrepientas. Si luchas puedes perder, pero si no luchas… ya perdiste. El NO ya lo tienes asegurado, lucha por un SÍ. – y entonces me fui, aliviada pero al mismo tiempo triste, muy triste.
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Diario de una confesión II

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Una semana más tarde…

Como comprenderéis yo me había cambiado de sitio. Ahora me sentaba a la otra punta de la clase, junto a mi amiga Claudia.

Claudia: - Ruth, me parece que Marc intenta decirte algo.

Yo: - Es verdad… quiere que vaya al baño. ¿Qué hago? – me puse nerviosa.

Claudia: - Ves con él, querrá hablarte de algo importante.

Yo: - Está bien. Total… ya no puede salir peor.

Después de hacerme graciosas señas para que lo siguiera, me levanté y fue a donde empezó todo. Él me esperaba allí y casi sin dejarme decirle nada él me dijo…

Marc: - Esta semana he estado mucho con ella. Supongo que lo sabes. Pero también he estado muy pendiente de ti y… no paraba de preguntarme por qué motivo me gustaba ella si contigo he pasado mejores momentos y siempre has estado allí. Entonces empecé a dudar sobre mis sentimientos hacia Lorena y, en cuanto te vi hablando y riendo con Eric, me entró un sentimiento que nunca antes había experimentado: celos. En ese momento me di cuenta de que Lorena era un capricho y tu mucho más. Ahora tirito en cuanto te veo y no hago más que mirarte en clase para que tú cruces mi mirada con la mía.
Me gustas tú y siento no haberme dado cuenta antes.

Yo sí que temblaba, mi pulso había acelerado. Además, corría por mi cuerpo una adrenalina que temía no poder controlar. Permanecí callada, incapaz de expresar lo que sentía. En mi mente solo había un pensamiento: no quiero que esto acabe, me decía.

Ante mi silencio él dijo…

Marc: - ¿Qué me dices?

Y yo, con un dulce beso le transmití todo lo que había callado en ese tiempo.

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L'àlbum de la meva vida

6.6.09
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Era un preciós matí de diumenge. Aquell dia m'havia llevat diferent, amb la mirada enfocada cap al passat i sense saber molt bé perquè, vaig agafar un vell àlbum de fotos i vaig estar una bona estona mirant aquelles fotografies que em feien reviure vells moments.
Commoguda per la nostàlgia, vaig sortir a fer un vol i em vaig deixar portar per el inconscient. Encara no sé per què, però vaig anar a parar al vell parc, aquell en el qual havia viscut tantíssims moments de petita.
Em vaig sentar en un banc i em vaig limitar a observar el meu voltant. Per una banda, mirava als nens petits com jugaven alegrement i es divertien i... per altre, veia a parelletes bojament enamorades vessant-se, sense parar ni un sol moment. En veure allò em vaig posar trista, trista de què totes les meves relacions fossin tan complicades i acabessin malament...
O potser si sabia per què havia arribat fins allà. Potser, el meu subconscient em volia donar a entendre que havia de passar pàgina i fer un altre àlbum on guardés nous records.


>> Fotografíes, moments congelats que mai s'oblidaràn.
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