Vivir solo cuesta la vida

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¿Recuerdas cuando eras pequeño y preguntabas sin cesar por el porqué de las cosas? En ese momento sentías una angustia muy grande, tenías la sensación de ser menos por no saberlo. En cuanto lo descubrías, la angustia desaparecía y el alivio ocupaba su lugar.

Ahora estarás repleto de conocimientos pero... ¿no tienes la sensación que la tarea de ese niño no terminó? ¿No encontraste nunca algún porque que no pudiste contestar?
Verás, puede ser que todavía no sea muy mayor para preocuparme de muchas cosas, pero... hay inquietudes que ya me sacan el sueño. Se trata del sentido de la vida y todas las preguntas que de esta derivan.

Dime, ¿has encontrado la respuesta de esta pregunta? Te advierto que no es tan sencillo pues es uno de los grandes misterios de la humanidad que están por resolver.
De pequeña creía que las personas vivíamos para casarnos de mayores con apuestas parejas y tener muchos niños para que los humanos no se extinguieran. Pero en cuanto crecí, este sentido de la vida se quedó atrás junto a esa niña. No obstante, me gustaría creer con la misma ceguera en alguna otra respuesta inamovible e incuestionable por todos. Por mi desgracia, eso no va a suceder y es por eso que busco y rebusco el sentido de mis verdades.

La otra noche, estuve pensando mucho en esto y llegué a una conclusión que sació un poquito mi curiosidad. Pensé: Si no se ha resuelto todavía es por alguna razón, ¿verdad? ¿podría ser entonces que no exista una respuesta universal? Si es así es porque cada persona es distinta y piensa de un modo único. ¿Cómo pueden darle dos personas el mismo sentido a su vida si piensan y actuan distinto?

Ahora creo que a través de nuestras elecciones damos sentido a quien somos y, en definitiva, qué es la vida para nosotros.

>> Poquito a poco entendiendo que no vale la pena andar por andar, que es mejor caminar para ir creciendo...